jueves, 24 de julio de 2014

Vinos de viñas viejas de garnacha riojana

“Por su terruño los conoceréis”

Cuando conocí a D. Juan Carlos Sancha (por favor, permitirme que utilice el “don” en signo de mi mayor respeto por esta persona) él estaba impartiendo una conferencia sobre vinos de agricultura ecológica y biodinámica en la sede del Centro Cultura de Navarra, en Madrid. Me quedé maravillado de sus conocimientos, de su capacidad de transmitirlos y de su proximidad.

Poco tiempo después volví a verle en un evento de Peñín, tras el mostrador del stand de su Bodega, dando a conocer sus elaboraciones  a todo aquel que se interesaba por el tema. Una muestra más de la buena disposición de este Señor que a pesar de su prestigio como profesor y como investigador no tiene ningún inconveniente en ser él quien esté “al pie del cañón”.

Y aquí nació la idea de esta singular cata. Nos hablo de un proyecto suyo en el que quería demostrar que el factor tierra o “terroir” (combinación de suelo y clima) como a otros les gusta llamar, es determinante en el resultado final de un vino.

A él se le había ocurrido una aventura especial: elaborar seis vinos singulares de Garnacha de viñas casi centenarias, de distintas parcelas en la misma zona vitícola, el Alto Valle del Najerilla (una de las zonas mas frías de Rioja).  Todas las viñas en un puñado de terrero ya que la distancia en línea recta entre todos los viñedos no supera los cinco kilómetros.

Todos los vinos con el mismo sistema de elaboración (fermentación en barrica de 500 litros), misma crianza (once meses en roble francés Troncais), para al final quedar patente que cada uno de los vinos es personal, singular y diferente al resto, y que el factor diferencial esencial habría sido básicamente el terruño en donde habían madurado las uvas.

Los viejos viñedos habían sido seleccionados por sus especiales características de orientación, exposición y tipo de suelo. Unos viñedos que se seguían cultivando por puro apego a la tierra y amor a la tradición, ya que su rentabilidad económica era nula.

A mi me pareció un maravilloso ejercicio de cata y decidí que esta sería una de las más peculiares y distinguidas de nuestro Grupo de Cata Baco Vive en el presente ejercicio.

Y dicho y hecho. Nos pusimos en contacto con la bodega y compramos las seis botellas diferentes que componen la Colección de garnachas centenarias de Rioja: PEÑA EL GATO:

Viticultor
Finca
Exposición
Manolo López
Cuesta La Peña del Gato
Este
Rubén Olarte
Carretera Baños
Varias
Fernando Martínez de Toda
Valdeponzos
Sur – Este
Javier Olave-Marcos Villoslada
La Isa
Sur – Oeste
Fernando M. Alonso
Picón del Vérosla
Noreste
Juan Carlos Sancha
Peña El Gato
Sur



Todas las botellas eran iguales y se diferenciaban únicamente por un rombo unido mediante una goma plateada al cuello de la botella y en el que figuraba el nombre del elaborador,




Cepa centenaria de Garnacha riojana del Valle del Najerilla

PEÑA EL GATO

Cosecha: 2012
Bodega: Ad Libitum
D.O./Zona: D.O.C. Rioja
País: España
Tipo de vino: Tinto con una crianza de 11 meses en roble francés Troncais.
Graduación (% vol): 14,5
Varietales: 100% Garnacha viñas viejas
PVP: sobre 13 euros.
Nuestra valoración global: 90/100
 Resultado de la cata:

1.- PEÑA EL GATO:

MANOLO LÓPEZ
A la vista es limpio y brillante, con un color rojo picota de ribete granate vivo y capa alta.

En nariz es limpio, intenso, aromático, cálido, con predominio de los aromas de fruta roja muy madura y notas balsámicas y de crianza. Evoluciona en copa hacia notas maduras y florales.


En boca es de buena estructura, intenso, sabroso, seco, cálido, con los taninos muy maduros, buena acidez y un final de persistencia media.
2.- PEÑA EL GATO:

RUBÉN OLARTE
A la vista es limpio y brillante, con un color rojo picota de ribete granate y capa alta.

En nariz es limpio, de intensidad media, aromas de gran equilibrio entre la fruta y la crianza. Con aromas que destacan más por su calidad que por su potencia.


En boca nos sorprende ya que su nariz no parecía  predecir tanta expresión. Es de buena entrada, cálida seca, amplia, estructurada, con los taninos vivos, presentes, pero para nada ardientes y con madurez; de acidez  fresca y un final de persistencia media. 





3.- PEÑA EL GATO: 


FERNANDO MARTÍNEZ DE TODA
A la vista es limpio y brillante, con un precioso color rojo picota de ribete granate vivo y capa alta.

En nariz es de buena intensidad, limpio, con variados matices que le hacen muy sugestivo. Es equilibrado y de característica básicamente  golosas perfumadas con algún toque de flores malvas. Muy interesante.


En boca es de buena entrada, seco, intenso estructurado, distinguido, serio, con taninos presentes, buena acidez y un final de buena persistencia.




4.- PEÑA EL GATO:
JAVIER OLAVE
MARCOS VILLOSLADA
A la vista es limpio y brillante, con un color rojo picota de ribete granate y capa muy alta.

En nariz es intenso, franco, achocolatado, con notas de fruta en licor; frutas muy madura y en sazón, aromático, goloso, y con la presencia de notas tostadas del roble (cedro). Un conjunto aromático de los que te atraen y seducen.


En boca tiene buena entrada, es amplio, serio, seco, maduro, con buena estructura, taninos presentes, buena acidez, ligeros toques amargosos y final largo. Un vino que aún tiene pendiente una larga evolución que lo hará aún mas atractivo.



5.- PEÑA EL GATO:


FERNANDO M. ALONSO
A la vista es limpio y brillante, de color rojo picota de ribete granate vivo y capa muy alta.

En nariz es de intensidad alta, franco, complejo, con algún toque reductivo que desaparece al airearlo. Predominan en él los aromas de fruta madura en buen equilibrio con los de la crianza y toques de cerezas en licor y jabón de perfumado.

En boca tiene una buena entrada, con armonía de sabor e intensidad, equilibrado, seco balsámico, algo tostado, de buena estructura, taninos presentes pero dulces, buena acidez y un final de persistencia media. Casi redondo y muy fácil de disfrutar.



6.- PEÑA EL GATO:  

JUAN CARLOS SANCHA
A la vista es limpio y brillante, de color rojo picota de ribete granate vivo y capa alta.

En nariz es de buena intensidad, franco, con personalidad, discreto pero serio y elegante, menos cálido que sus compañeros. Fruta roja y negra madura y toques tostados y cacao.


En boca es amplio, estructurado, seco, ligeramente cálido, con los taninos pulidos, de muy buena acidez, toque amargoso y de un final importante, largo y de gran recorrido. Con todas las características de las grandes garnachas viejas riojanas: adusta, altiva y distinguida.. 



CONCLUSIÓN:
Quizás la primera conclusión sea RECONOCER que Juan Carlos Sancha tenía razón en su afirmación de que la tierra es por si misma un factor diferencial a la hora de producir vinos con diferente personalidad.

No hubo un acuerdo entre los catadores de Baco Vive sobre cual de los vinos era el mejor, aunque si hubo un acuerdo unánime en que:
  • Todos eran diferentes.
  • Todos estaban muy bien.
  • La Garnacha centenaria, bien elaborada, tiene unas enormes posibilidades.
  • La Garnacha Riojana tiene una personalidad propia indiscutible.

Yo, por mi parte, quisiera destacar especialmente, la fresca acidez de todos los vinos, sus taninos maduros y su elegancia.
Por supuesto que tengo un favorito, pero me vais a permitir que no lo diga; pero si que os recomiende encarecidamente que no dejéis de probar estos estupendos vinos, … quizás por eso, pensé en elegir en algunas fotos el fondo de un delantal que me regaló una querida amiga y que dice: “Hermano bebe, que la vida es breve”; eso si, con moderación y responsabilidad.

(Artículo de Carlos Enrique López, Presidente del Grupo de Cata Baco Vive (Madrid)